Etapa del Camino de Santiago Vía de Bayona entre Briviesca y Monasterio de Rodilla
A las 8 de la mañana salimos desde la Plaza Mayor de Briviesca en dirección a La Culebrilla, por el recorrido urbano del Camino de Santiago. La mañana era muy buena para caminar, porque estaba nublado y hacía el fresco característico de las mañanas de La Bureba.
Muy pronto dejamos atrás el casco urbano y pasamos por La Manzanera, enfilando el camino en Dirección a Prádanos.
Antes de llegar a Los Molinos tuvimos una grata sorpresa, ya que se incorporó un compañero de viaje que con toda su voluntad fue capaz de pillarnos, aún con la distancia que ya le habíamos sacado, desde la salida.
Pasamos por Prádanos de Bureba y nos dirigimos al paso de la vía del tren para poder cruzar las vías de una forma segura. Justo al cruzar el paso a nivel, nace un sendero que discurre entre la nacional y la vía del tren, y muere en el pajar que hay cerca de la carretera.
Allí mismo nos agrupamos con la intención de cruzar con seguridad al otro lado de la Nacional, y continuamos cerca de un kilometro y medio por el arcén de la misma, protegidos con el buen hacer de los organizadores. Los amigos del camino de Briviesca estamos haciendo las gestiones para buscar un recorrido alternativo para llegar hasta Castil de Peones, sin tener que entrar en la Carretera nacional, pero ya se sabe que las cosas de palacio van despacio.
Cuando llegamos a Castil ya comenzaba a desperezarse el sol y nos enseñaba su poderío, por lo que aprovechamos unos cuantos a quitarnos algo de ropa y andar más cómodos. Allí entablamos conversación con unas jóvenes que nos dieron todo tipo de indicaciones y nos alentaron para llegar a Quintanavides, ya que nos quedaba poca distancia.
Salimos del pueblo por un camino rodeado de árboles y huertas y encaramos una pista con una ligera pendiente que nos llevó hasta Revillagodos.
Allí nos llamo la atención una casa solariega con un escudo grande y señorial, que se ve desde la carretera cuando pasas con el coche, pero no se aprecia tanto como cuando vas andando.
En poco tiempo nos presentamos el Quintanavides, localidad muy bien cuidada. Nos recibió nuestra querida compañera Esperanza. Mención especial para ella por su fuerza y vitalidad y nuestro máximo apoyo para que siga adelante. Nos agasajaron con un almuerzo donde no faltó de nada. La despedida fue junto al monumento al peregrino.
Con la alegría de haber dado gusto al cuerpo, nos encaminamos hacia Santaolalla de Bureba por un camino que sale desde el cementerio de Quintanavides, y nos acerca al antiguo lavadero de Santaolalla. En la plaza de este pueblo encontramos a un grupo de jóvenes almorzando en un lugar idílico al lado de la fuente y bajo la sombra de un árbol.
Después de las bromas de rigor nos despedimos y continuamos camino hacia nuestro destino definitivo, Monasterio de Rodilla.
Llegamos al barrio de abajo por un camino que sale desde el cruce del camping y nos deja justo en el centro del pueblo. Una vez allí, el Camino de Santiago continúa hacia el cementerio, y encara el Barrio de Santa Marina haciendo un pequeño circo que transcurre en la falda de la montaña con la vista espectacular de los restos del castillo al fondo.
Una vez en el pueblo estuvimos contemplando la iglesia y el recientemente descubierto pozo romano.
Terminamos nuestro camino en el precioso paraje de la ermita de Nuestra Señora del Valle. Algún compañero de camino refrescó sus maltrechos pies en el agua de Santa Marina, y nos hicimos la foto de fin de etapa antes de coger el autobús que nos trajo de vuelta a Briviesca.
Un recuerdo especial a nuestro querido amigo Abilio que por circunstancias personales no pudo estar con nosotros, animándole a que en la siguiente etapa que haremos en quince días, se encuentre ya en disposición de disfrutar a nuestro lado de los recuerdos que ganamos haciendo el Camino de Santiago.