Bayona - Bidart - Irún
A las 5’15 horas del sábado día 20 de febrero salíamos de Briviesca en dirección a Miranda de Ebro donde nos esperaban para acercarnos a Bayona (Francia) donde comenzaríamos nuestra primera etapa del Camino de Santiago por la Vía de Bayona.
Allí junto a la oficina de turismo de Bayona nos esperaba Mikel Etxebarria , presidente de la Asociación del Camino de Santiago de Bayona y Dominique, presidenta de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de las Landas, que nos acompañaron en la primera jornada haciendo de guías en esta caso de lujo, junto con Andrés Terrazas, presidente de la Asociación del Camino de Santiago de Miranda de Ebro, empezamos a sellar nuestras credenciales debajo de unos soportales, porque llovía con ganas, así que nos fuimos ataviando de chubasqueros y paraguas y después de tomar café, nos dispusimos a “mojarnos” camino de la Catedral, donde nos explicaron la historia de la misma.
Sacamos la foto de familia en el “porche” y comenzamos nuestra andadura camino del río por donde transcurre el Camino de Santiago, en tres ramales, el de Roncesvalles, el de la Costa y el de Baztan.
El Camino a lo largo del río se hace de forma muy agradable a pesar de la lluvia ya que el entorno a compaña, no así cuando hemos de subir hacía el aeropuerto de Biarritz y pasar por el polígono industrial, pero una vez superado éste encontramos le lugar adecuado para dar buena cuenta del almuerzo que llevábamos, poco antes había dejado de llover y empezamos a disfrutar de veras.
Empezamos a tomar contacto entre nosotros, siempre después de un buen “bocao” y un trago de vino se acercan mejor las posiciones, y enseguida llegamos a Bidart donde nos esperaba Dominique, con el sello de los peregrinos para ponerlo en nuestras credenciales.
En Bidart, visitamos el cementerio que está junto a la iglesia en el centro de la localidad (así como en España siempre está el cementerio a las afueras, en Francia está en lugar preferente y muy bien cuidado) y nos abrió la iglesia para visitarla y darnos alguna explicación sobre la misma. Sacamos las fotos de rigor y nos acompañó Dominique, hasta la ermita que hay en lo alto, un lugar en el que la vista del mar nos iluminó todos y empezamos a sacar fotos de recuerdo, como no podía ser de otra manera, a partir de aquí descendimos a la playa por un sendero que nos llevaba por lugares de ensueño y bordeando toda la playa hasta llegar al final de la etapa del primer día.
Aquí nos hicimos la foto de familia, nos recogió el autobús para llevarnos al hotel en el que cenaríamos y dormiríamos. De la habitación 120 dijeron que no había que poner nada, :-)
Al día siguiente sonó el despertador a las 7 de la mañana para desayunar y salir pitando. El desayuno fue bueno y abundante, cosa que es de agradecer, teniendo en cuenta lo que nos esperaba: más lluvia.
Nos acercamos en autobús hasta donde habíamos terminado el día anterior y empezamos a caminar. Después de hacer un rato por carretera y lloviendo a todo llover, llegamos a San Juan de Luz, no hicimos ninguna foto ya que todo el mundo llevaba la cámara bien guardadita para que no se mojara, con lo que no hay fotos ni del puerto, ni del castillo. A la salida de San Juan encontramos unos soportales, bajo los que aprovechamos para almorzar y dar buena cuenta de los bocadillos y del vino que quedaba y por suerte al salir de aquí dejó de llover e incluso salió el solillo y empezó el verdadero disfrute de este tramo: acantilados y el mar rompiendo suevamente contra las rocas.
Cada vez se nos hacia mas atractivo el recorrido y aprovechábamos para sacar fotos y tener el recuerdo oportuno tanto de los lugares como de las personas.
Enseguidita llegamos a Hendaya y atravesando una calle con una pequeña bajadita llegamos a la Estación de tren de Hendaya y ya mismo el puente internacional de Santiago en el que al atravesarlo llegábamos a España. Allí nos reagrupamos y la foto de familia junto al letrero que decía “Puente de Santiago” río Bidasoa y la inscripción de 830 (km).
Nos esperaban para comer y para allá que nos vamos después de cambiarnos el calzado y dejar las mochilas en el bus, entramos el restaurante donde comimos correctamente y nos tomamos el cafelito.
Ya de regreso hacia Miranda donde llegamos sobre las 7 de la tarde, nos despedimos de nuestros compañeros y nos volvimos para Briviesca.
El balance totalmente positivo, tanto en el recorrido, salvo algún trocito inevitable, pero sobre todo lo bien que lo pasamos y el buen “rollito” que había entre todos, algo que simerpe es de agradecer, porque se hace todo mucho mas ameno.
En nuestro caso el agradecimiento a Andrés por la perfecta organización teniéndolo todo bien atado, a Mikel, Dominique y Martina por sus atenciones.